sábado, 6 de diciembre de 2014

Se hizo justicia: penas de hasta 32 años por el triple crimen
El jueves se dictó la sentencia en el juicio del triple crimen de Villa Moreno. Penas de hasta 32 años para quienes abrieron fuego contra Jeremías "Jere" Trasante, de 16 años; Claudio "Mono" Suárez, de 20; y Adrián "Patom" Rodríguez, de 18, en la madrugada del 1° de enero de 2012. La familia Trasante denunció amenazas de muerte tras el fallo. Se viene la causa contra los policías que encubrieron el hecho. Voces y relatos de una jornada histórica.

Por Indymedia Rosario. Las manos de Lita se agarraban fuerte, sus ojos traspasaban la pantalla, buscaba algo más que la figura del juez leyendo el fallo. Minutos antes el agobiante sol del mediodía no la había parado para saltar con la pibada del Movimiento 26 de Junio que montó una carpa frente a los Tribunales Provinciales durante todo el juicio. Los niños de repente se callaron. Se unieron los brazos, se llenaron de lágrimas los ojos, algunos dedos y mentones empezaron a temblequear.


Se veía, se sentía, que a cada uno el pecho se le comprimía y expandía a la vez, conjugando lo vivido, la expectativa, lo que falta, los que no están y los que siempre estuvieron, el cansancio de semanas de acampe, de 35 meses de lucha. Un rojo granate producto del reflejo de la tela de la carpa le daba un aspecto único a un momento irrepetible. Algo se iba a revelar en esa carpa y no hizo falta imaginarlo: los colores acompañaron la construcción del que sería un momento histórico para Rosario.

El abogado defensor, Carlos Varela y el Quemado Rodríguez

Y rápidamente, seis minutos parecen resumirlo todo: “por unanimidad, este tribunal define condenar a Sergio Gustavo Rodríguez, a la pena de 32 años de prisión como coautor de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor de edad, en tres hechos en concurso real, y portación ilegal de arma de fuego de guerra”. Fue la primera condena. Lita saltó de la silla, miles de abrazos fueron a su búsqueda, pero contuvo y llamó a callarse: faltaban otras tres.

Siguió Brian Ismael “Pescadito” Sprío, joven de 26 años, chaleco antibalas, mirada taciturna antes de la lectura. Se lo condena a purgar pena por un lapso mayor al de su propia vida: 28 años por la misma figura de Rodríguez, pero absuelto respecto a portación ilegal de armas de guerra. No obstante, se le suman otros 5 años por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización que se juzga en la justicia federal. Cuando escuchó lo mandaban a estar 33 años guardado cambió la mirada: se enciende desafiante un odio dirigido a parte del público que ingresó al tribunal. 

Daniel Alejandro "Teletubi" Delgado, 24 años, recibió una pena de 30 años de prisión, también como coautor del homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor de edad, tres hechos en concurso real. Y del mismo modo que Sprío, fue absuelto respecto a la portación ilegal del armas de guerra.

Lejos estaba la postura de poder, impunidad y alardeo del “yo robo, yo mato, yo trafico”. Mauricio Palavecino, el más apichonado, al fondo, miraba al suelo. Por ser partícipe necesario penalmente responsable del triple crimen, agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor de edad, tres hechos en concurso real, le dieron 24 años de prisión. 

Para cuando se leyó la sentencia a Palavecino, ya la carpa era un desmadre de emociones: parados, sentados, en el suelo, cada quien atravesaba el gran momento. No paraban de multiplicarse los abrazos, los gritos: “se hizo justicia”, “ahora vas a descansar en paz hermano”, “loco pudimos, loco, ¡pudimos”, y llantos, lágrimas, sonrisas y carcajadas. Todo junto, todo tan coherente con las sensaciones contradictorias que generan momentos como esos. 

A la altura de las circunstancias

“Fue justicia. Las pruebas que habían eran enormes, mas de 70 testigos que declararon valientemente ante una banda narco. Las pruebas eran contundentes, lo único que faltaba era que los jueces entendieran esa verdad y sentencien una pena ejemplificadora para los asesinos. Nadie nos va a devolver a Jere Mono y Patóm, con quien tuve el placer de militar dos años, pero a partir de hoy los chicos descansan en paz”, valoró Pablo Venturi, militante del M26.

Maximiliano, hermano de Patóm Rodríguez y Pablo Venturi, del M26

El joven, con los ojos llenos de lágrimas, fue el primero que se abalanzó buscando el abrazo de Lita. Buscó su momento también, agachado junto a la pantalla en cuclillas, luego se paró y fue al abrazo de sus compañeros y compañeras. 

Al salir de la sala de audiencias, Trasante era sostenido por uno de sus hijos, parecía que no pisaba el suelo. Se entregó al abrazo de familiares hasta recuperar fuerzas y con entereza ir él al abrazo de cada quien. “Esta lucha la arrancamos desde abajo con el Movimiento 26 de junio que nos enseñó a caminar día a día. La verdad que fue una condena justa porque no mataron a tres soldaditos, no mataron a tres barrabravas, no eran narcos. Mataron a tres pibes militantes con muchos sueños por delante. La justicia del día a día se hizo caminando con mucho amor, no se hizo con balas, no se hizo con palos, y por sobre todo no se hizo con venganza. A los pibes no lo vamos a recuperar, pero ellos la van a pagar adentro”, destacó el papá de Jere.

Mencionó además la necesidad de que este fallo le sirva a la gente de distintos barrios para salir a pedir justicia a gritos, con lucha, no con la violencia, “no matando, sino construyendo que no haya más pibes en las calles sufriendo narcotráfico”.


Tras la lectura del fallo, la familia Trasante denunció haber sufrido amenazas telefónicas. No es la primera vez que se intenta amedrentar a los familiares de las víctimas. El pasado 14 de noviembre cuando salió de declarar, Eduardo se encontró con una hondonada de llamados a su hogar que amenazaban a la familia. "¡Los vamos a asesinar a todos!", le contaron sus hijos que gritaron en el celular. Tras el fallo, reaparecieron las amenazas: “Decile al pastor Trasante y a todos los familiares de los pibes muertos que se cuiden, que está la orden de bajarlos", le dijeron en un negocio del barrio La Granada un colaborador del pastor Eduardo Trasante. Por tal motivo se mantiene un dispositivo de seguridad para los familiares de Jere. 

Intentando mantener la compostura, Pedro Pitu Salinas, referente del M26 fue buscado por distintos familiares, con quienes quebró en llanto. “Lo primero que siento es mucha emoción, me tocó estar con los familiares escuchando el fallo y fue emotivo pensar que los pibes van a descansar en paz, que con esto vamos a poder dormir tranquilos sabiendo que ya no había más por hacer, realmente hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance y la resolución de la sentencia nos excedía largamente”, afirmó. 

En consonancia con Trasante, consideró que las cuatro condenas ejemplares dieron un mensaje a la ciudadanía de Rosario que tiene que ver con convalidar esta larga lucha e invita a pensar que puede ser extendible a otros casos de los barrios de Rosario. El joven se mostró orgulloso de la sentencia. 

Pedro 'Pitu' Salinas

“Ahora nos vamos a poder mirar las caras en la canchita Oroño (donde fueron asesinados los tres militantes). A pesar de que vamos a sentir esas inmensas ausencias, nos vamos a mirar las caras con orgullo y con satisfacción, sin debernos nada y a sabiendas que los pibes si hubieran estado acá actuarían del mismo modo. Los pibes descansan en paz y que podemos volver al club Oroño, con la conciencia tranquila que va a volver el ftbol al club”, contó.

Consultado cómo sigue el barrio tras esto, Pitu fue taxativo: “Villa Moreno va a ser mucha más digna de lo que era. El estigma de Villa Moreno no se lo saca nadie, pero tampoco le saca nadie este fallo histórico. Que es el fallo de las organizaciones, de las familias y de los vecinos de barrio Moreno que salieron a cobijarnos cuando eso implicaba ponerse en peligro. La dignidad de esa lucha, que no se vio en ningún medio, fue vital para sostener este proceso”. Y convocó a ir pensando en ponerle a tres calles del barrio Suárez, Trasante y Rodrígez.

La querella, pieza clave

El fallo fue más allá del pedido de la misma fiscalía, cuestión vinculada al trabajo extenuante de los abogados que representaron a las familias: Jessica Venturi, Federico Garat, Antonio Ramos y Norberto Olivares.

Federico Garat y Jessica Venturi

Venturi salió absolutamente conmovida de los Tribunales. Aplaudida por toda la militancia, una vez recuperada del llanto relató: “esperábamos esto pero hasta que uno no lo escucha están los nervios, realmente nosotros lo que queremos destacar es que estamos convencidos de que a esta sentencia se llega por las pruebas que trajimos al juicio, la fiscal lo ha dicho en varias oportunidades, no hubo como pretendían los defensores plantear un clamor popular que ejercía presión, sino que toda esta voluntad popular y este pedido de justicia fue absolutamente legitimo y basado en pruebas”. Para la letrada, las pruebas pudieron demostrar el alcance de este triple asesinato, vinculado a la lógica del narcocriminalidad en Rosario. 

Por su parte, Garat valoró que las penas no tuvieron como parámetros ni siquiera el tope de la fiscalía. “La ruptura de ese umbral fue por la participación de la querella que pidió una pena mayor, de 35 años para todos los acusados. Es muy difícil establecer una relación de cuánto cuesta una vida, o cuantos años de sufrimiento y padecimiento, para nombrar algo como justo, no podría meterme en ese tópico”, aseguró esforzándose en no lagrimear. Consultado sobre la dinámica del juicio oral, el abogado con 15 años de experiencia en lo penal lo consideró “un gran aprendizaje y una gran experiencia”. 

“De estos casos hay por cientos. Habrá que pensar en una articulación superior que empiece a nuclear los reclamos y que empiece a darse la idea de que hay que salirse de casos específicos para hacer una articulación mucho más importante de todos los que están siendo víctimas del las diversas formas en que mata el sistema. Esta forma es terrible, la más violenta, la más brutal, la más sanguinaria, una muestra de esto es la desgrabación de Pallaveccino que, hablando con El Quemadito Rodríguez, le dice: ‘Yo robo, yo mato, yo trafico’”, evaluó Norberto Olivares.

Noberto Olivares

Lo que sigue: el encubrimiento policial

Si hay algo que todas las personas consultadas señalaron es que esto no termina. Además de la lectura de los fundamentos del fallo el día 12 de diciembre que habilitará las apelaciones de las partes, hay otra causa vinculada de gran peso: la del encubrimiento policial.
Se va a enjuiciar al policía que fraguó el ingreso de Maximiliano Rodríguez (hijo de Sergio, lo que desencadena la venganza ciega contra los tres jóvenes inocentes) en el libro de entradas del hospital Clemente Álvarez. La relación del jefe de zona de la policía con el Quemado Rodríguez, se mostró con las escuchas donde el Quemado le indica un lugar a su nuera para que se encuentre con unos policías, que son sus amigos. La connivencia de la policía penetra en el Estado, la cultura de la violencia, la muerte, potencia las armas y mata por triplicado. Esto es la mafia”, definió Olivares.
“Esa causa ya está en sentencia con tres policías procesados, pero en realidad como es encubrimiento, incumplimiento de deber de funcionario público, había que esperar al resultado de este juicio porque para que haya encubrimiento tiene que haber delito. Así que esa causa ya va a empezar a transitar, lo hacen en forma escrita porque, si bien desde un primer momento estuvieron juntos, los acusados del triple crimen hacen la opción por el juicio oral, uno de los policías se niega, y por eso hoy la cámara definió que se separaran las causas aunque eran conexas. Hay policías procesados y empieza la etapa de juicio en el Juzgado Nº 6”, detalló Venturi. La abogada y militante concluyó con energía entusiasmo: “¡la lucha sigue!”.

http://argentina.indymedia.org/news/2014/12/869688.php

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